Un discurso de graduación en la pandemia

por | 15/05/2020

Hoy desayuné leyendo este artículo de David Brooks que compartió Sebastián Campanario y me recomendó Narda Lepes. Es parte de una genial iniciativa de The Atlantic en la que encargan discursos de graduación, para que los que se gradúan de la universidad puedan leerlos desde sus casas.  

Me encantó leerlo porque dice exactamente lo que estamos intentando hacer en Vivan las Ideas en el Instituto Baikal. Pero lo dice con una claridad y elegancia que yo jamás hubiese podido escribir.  

Si tienen 15 minutos y leen inglés, mejor vayan a leerlo ahora y no sigan leyendo acá. Si prefieren dedicarle menos tiempo y leer en nuestro idioma, acá les comparto mi traducción libre y mis comentarios de algunas de las frases que más me impactaron.  

Dice algo así… 

Resulta que te graduaste en una emergencia global que interrumpió todo. Esa carrera profesional que tanto te preocupaba está fundamentalmente interrumpida. No lo veas como un vacío. Velo como un permiso para otras cosas. Y acá viene la bomba (este soy yo comentando). Si usás los próximos dos años para hacer algo que nunca hubieras hecho si esta emergencia no hubiera ocurrido es posible que no termines más rico, pero terminarás siendo más interesante. 

Chan. Me quedo pensando, cómo serían nuestras vidas (la mía en particular) si nuestra función objetivo, eso que queremos maximizar en la vida, consciente o inconscientemente, fuera convertirnos en la persona más interesante que podemos ser.  

Eso es que lo quiero hacer en Vivan las Ideas y hasta podría promocionarlo así. Pero sonaría arrogante y pretencioso decir ¨participá en Vivan las Ideas para transformarte en la persona más interesante que podés ser¨, así que mejor no lo digo. 

 

 

Me recuerda a la frase de Larry Page que decía algo así como ¨dedicate a hacer algo en tu vida que no se haría si no lo hicieras¨. Pero esta frase da para mucho más, así que no lo voy a profundizar ahora. 

En otra parte, el artículo de David Brooks dice… 

Estoy preocupado por sus dietas mentales (…). La exposición a la genialidad tiene el poder de expandir la consciencia. Si pasás mucho tiempo con los genios, tu mente terminará más grande y más amplia que si pasás tu tiempo solo con cosas comunes, con comida mental chatarra.

Cuando terminamos de estudiar nuestra capacidad máxima de saborear se empieza a reducir. Pero luego llega una pandemia, y de repente tenés tiempo para leer a Borges y a (acá inserten a su escritora favorita), para mirar a Rembrandt y a Dalí. De repente sentís que tu consciencia se expande una vez más. Los viejos músculos intelectuales vuelven.  

Acá los dejo. Yo sigo tomando mate y preparando la clase de mañana de Vivan las Ideas sobre cómo las metáforas le dan forma a nuestra vidas.